Para que disfrutes día a día de tu cocina

Página del catálogo de cocinas de IKEA

00:00  –    No quedan vasos limpios. Esparcidos por la encimera se pueden encontrar platos sucios con restos de comida, sartenes y cuencos.
01:00  –    Tres tazas con restos de leche se incorporan al desorden.
09:00  –    Los restos de comida ya han caído en el cubo de la basura. Ahora los platos, aún sucios, se amontonan en el fregadero. La cocina tiene la apariencia de estar limpia.
10:00  –    Un par de los siguientes objetos aparecen en la encimera: bandejas, tazas, platos y  cuchillos
12:00  –    La cocina está limpia.
13:00  –    Sartenes, cuencos, platos, una tabla y distintos utensilios de cocina se amontonan en el fregadero. Hay estofado cocinándose en una olla.
14:30  –    La olla, ahora vacía, se une a las proximidades del lavadero.
15:00  –    Nuevos platos, vasos, tenedores y recipientes llegan a la cocina sucios.
17:00  –    Un tazón y una cuchara son recibidos también entre los próximos al fregadero.
20:30  –    La cocina está limpia.
21:00  –    Sartenes, cuencos, platos, tenedores, y distintos útiles más vuelven a engalanar la zona del lavadero.
23:00  –    Se reúnen más platos, cubiertos, cuencos, y vasos.
00:00  –    No quedan vasos limpios. Esparcidos por la encimera se pueden encontrar platos sucios con restos de comida, sartenes y cuencos.

Éste ciclo se repite en su esquema básico cada día. Y si nos paramos a examinar su estructura, resulta inquietantemente familiar. Vasos y cacharros sucios se transforman en un trabajo para clase, en una lectura pendiente, en el abrazo que no llegaste a dar, en las palabras que no llegaste a decir. Limpias, se ensucia y vuelves a limpiar. Pero lo cierto es que la cocina nunca permanece mucho tiempo limpia.

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